La zapatilla de cristal (1955)

Poco después del gran éxito de “Lili”, el coreógrafo y director Charles Walters, volvió a reunirse con la maravillosa Leslie Caron, para hacer una nueva versión de “La Cenicienta”, un cuento que lleva más de tres siglos leyéndosele a los chicos y que ya Walt Disney, en 1950, había convertido en un éxito del cine. Para fortuna del séptimo arte y de las nuevas generaciones, la adaptación del viejo cuento contó esta vez con la lucidez y la sapiencia de Helen Deutsch, una escritora de mucho peso en la MGM y quien acababa de triunfar, precisamente, con la adaptación de “Lili”.

Esto permitió que, los estereotipos del viejo zorro, quien se había hecho millonario a punto de buenos-lindos y de malos-feos, se pusieran en su lugar, y se mostrara una realidad más verosímil y justa, donde también los buenos pueden ser feos, los bellos pueden ser los equivocados, y los malos pueden no ser tan malos como se ha creído siempre.

Así nació “LA ZAPATILLA DE CRISTAL”, una película dirigida más a los adolescentes que a los niños, con un toque más romántico que infantil y con unos alcances de sabiduría existencial que deberían tomarse en cuenta para aprender a vivir.

Ella (Cecilia)- Cenicienta, conoce de entrada el principio para salir de la miseria. Lo han dicho los maestros hindúes desde hace siglos y lo dijo, muy bellamente, Paulo Coelho en un libro que debe leerse, “El Alquimista”: “Cuando quieres realmente algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo”. Sólo se necesita perseverancia y fortaleza para trascender todos los obstáculos que surgirán en tu camino con el fin de comprobar, si lo que deseas, es realmente lo que deseas.

Las hijas de la viuda Summers, Birdena y Serafina, no lucen aquí como las horribles, tontas y malvadas hermanas, que le hacen la vida imposible a la pobrecita Cenicienta. Walters las muestra bellas, elegantes y sus contradicciones con Cenicienta se resuelven sin dramatismos de telenovela.

Un espléndido trabajo de cámara, un par de brillantes coreografías y un ambiente romántico que nos envuelve con su placidez, su comprensión de la vida y la justeza de sus diálogos, hacen de “LA ZAPATILLA DE CRISTAL” una experiencia cinematográfica encantadora.

Y no olviden lo que le dijo el hada a Cenicienta:
“Todas las dificultades que se presentan en la vida deben superarse. Jamás debes darte por vencido sin luchar por lo que anhelas”.

(Luis Guillermo Cardona - Colombia)